Casino Royale
#Cine

Casino Royale

Sáb. 27.04, 19 h

Es probable que esta sea la película más loca y pop jamás filmada. La historia del film es bastante compleja y tan desquiciada como el film mismo. En medio del éxito de la serie James Bond, con tres películas cimentando la fama del 007 de Sean Connery, había una novela de Ian Fleming que Albert Broccoli -el neoyorquino que tenía los derechos de uno de los personajes más británicos del universo- no había comprado. Los derechos los tenía el productor Charles K. Feldman, que ya había hecho una gran comedia pop con Peter Sellers llamada ¿Qué hay de nuevo, Pussycat?, cuyo tema cantado por Tom Jones y compuesto por Burt Bacharach había dado la vuelta al mundo. Broccoli y Feldman no se pusieron de acuerdo en el precio. Feldman decidió hacer la película como una parodia completa, pero pasó por la mano de demasiados directores (cinco) y hasta Billy Wilder trabajó en el guión. Lo que quedó es lo que sería una película de James Bond escrita en pleno viaje de ácido y con todo el espíritu del Swingin' London inyectado a presión.

La historia (si es que hay una) es la de un James Bond retirado (David Niven), la búsqueda de un nuevo Bond, la prueba de fuego del elegido para el puesto (Peter Sellers) y varias cosas más, que derivan en el plan loco (hay un caballero con armadura y caballo que baja de un plato volador, entre otras cosas) del sobrino reprimido de Bond, interpretado por Woody Allen (que también escribió parte del material, lo mismo que Sellers y unos cuantos más). El elenco es tremendo: desde una breve aparición de una casi adolescente Jacqueline Bisset hasta una aparición con bigotes de Jean-Paul Belmondo. Pasan por ahí William Holden, John Huston (que también dirige), Orson Welles y, repitiendo su papel de Dr. No, Ursula Andress. Y Deborah Kerr, ajunque no sus: en un par de planos detalle, son suplantadas por las de la “debutante” Angelica Huston por pedido de su padre. Sí es el debut en el cine de David Prowse, cuyo rol más importante en el cine le impidió mostrar la cara: fue Darth Vader en (casi) toda la serie de Star Wars. Casino Royale, quizás, le marcó el destino: hace, enmascarado, del Monstruo de Frankenstein.

Casino Royale es una de las películas más felices (aunque parece que los actores no la pasaron nada bien) que se hayan hecho. Más desquiciada que un David Lynch, más colorida que Submarino Amarillo, más llena de estrellas que la saga Avengers. Y tan irrepetible como lo mejor del pasado.

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